SCAN Club Issue 4 2023

El poder de centrarse en lo que PUEDE hacer

“Hay cosas de la vida que debemos aceptar. Eso no significa que nos gusten. Pero aceptarlas nos libera de resentimientos que pueden causar muchos problemas. Entonces podremos seguir adelante de forma positiva.”

—Cheryl M., miembro de SCAN y auxiliar de pares

Si alguien sabe lo que significa aceptar el cambio y seguir adelante, esa es Cheryl. A los 31 años, sufrió un accidente cerebrovascular que cambió drásticamente sus capacidades físicas. Tuvo que volver a aprender las tareas cotidianas más básicas, como levantarse de la cama, caminar y cuidar de sus dos hijos pequeños.

Cheryl ahora tiene 53 años y vive de forma independiente. Cocina, limpia la casa, conduce y se desplaza sola con su andador o su silla de ruedas eléctrica. Como una de las auxiliares de pares de SCAN, está encantada de compartir su experiencia con los miembros que también experimentan cambios en lo que pueden hacer.

“Tardé un tiempo en adaptarme a tener un cuerpo que no hacía las cosas que yo le pedía”, dice Cheryl. “Tuve que darme cuenta de que tenía deficiencias que no iban a desaparecer milagrosamente, así que iba a tener que averiguar cómo seguir adelante con ellas.”

En lugar de mortificarse por lo que antes podía hacer pero ahora no, Cheryl decidió centrarse en lo que sí podía hacer.

Aunque el lado derecho de su cuerpo era débil, por ejemplo, descubrió que podía entrenar ella misma para hacer casi todo con la mano izquierda. También decidió ejercitar su cerebro: fue a la escuela y obtuvo un título técnico y un certificado en asesoramiento sobre drogas y alcohol, y con el tiempo añadió una licenciatura y una maestría.

Cheryl también cree que relacionarse con los demás le ayuda a mantenerse positiva, afrontar mejor los desafíos y ¡no andar quejándose por la vida!” Aunque es más joven que la mayoría de sus compañeros miembros de SCAN, Cheryl conoce muy bien la frustración que sienten muchas personas mayores cuando no pueden hacer algo que antes sí podían.

“No soy perfecta; algunos días digo palabrotas porque no puedo levantarme y moverme como quisiera”, dice Cheryl riendo. “Pero puedo decirles que no sirve de nada enfadarse por cosas que no se pueden controlar.”

En lugar de eso, dice: “Pienso constantemente: ‘Está bien, no puedo hacerlo así, pero ¿cómo sí podría hacerlo?’”

Cheryl escuchó al amigo de su hijo decir que sentía pena por ella porque era “discapacitada”. El hijo de Cheryl respondió de inmediato: “Mi mamá no es discapacitada. ¡Sus capacidades son diferentes!”

Al escuchar esto, dice: “fue como si se me encendiera una lamparita y me diera cuenta de lo lejos que había llegado y de lo mucho que aún podía hacer.”

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